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SINOPSIS DEL ARTÍCULO 

Antonio1El juicio, el diagnóstico y la estética

Doce hombres sin piedad.

Introducción

Una conducta anómala, un asesinato, un hecho, un dato ocurrido que altera la plácida convivencia de los ciudadanos y que la policía intenta descubrir, reuniendo pruebas que permitan juzgar a alguien, responsabilizarlo de los efectos de sus actos, castigarlo, compensar el desequilibrio generado en las víctimas. El jurado: un grupo de personas ’normales‘ que se ven frente a un deber ciudadano, tienen que escuchar los cargos, a los testigos, a la acusación y a la defensa, valorar las pruebas, formarse una opinión de los hechos comparada con los códigos legales y ponerse de acuerdo por unanimidad sobre el acusado: inocente o culpable. Si el veredicto es de culpabilidad conllevará la sentencia de muerte.
¿Qué es un juicio? ¿Para qué recurrimos las personas a esta facultad? ¿En la terapia, hay alternativas estéticas al juicio? ¿Estas alternativas son exportables fuera del ámbito de la terapia?
Estas son las preguntas que me orientan al iniciar este trabajo. Me interesa explorar estas cuestiones por razones personales, filosófico-éticas y profesionales.
Espero a mi paciente; pienso, mientras tanto, en el qué y en el cómo de mi trabajo; empiezan mis cuestionamientos acerca de mí, de mi consulta, o acerca de la persona que todavía no conozco. La situación está vacía, estoy solo con mis pensamientos, pero en este vacío pueden aparecer juicios variados, vagos, pero que van formando un fondo que teje mi disposición, mi ánimo.
(Artículo completo en la revista)

 

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